miércoles, 1 de diciembre de 2010

262.- ALZHEIMER (Primer premio)

Tan espesa es la niebla que imagina para sus versos, y tan ligero y vaporoso se siente, que le parece habitar el interior de su propia metáfora, así que Abelardo, mientras escribe, toma a Cesárea de la mano y pasea con ella por la inefable atmósfera de puertos y barcos fantasmales que ha descrito en el papel. Es feliz así. Una felicidad —Abelardo no se engaña— sucinta y algo falaz, pues cuando ya no recuerde cómo se mezclan las palabras o cómo se descifran los símbolos del mar, se encontrará con ella en los ángulos de una noche aún más oscura y, como el barco imaginario que en la alta mar hace sonar su sirena al cruzarse con otro, se perderá para siempre en la bruma líquida del océano como si no hubiera convivido cuarenta años con ella, como si nunca la hubiera amado, como si nunca hubiera existido…

Inspirado en Niebla.

213.- EL TANGO POR LA RUTA DE UNOS ARRUGADOS OJOS (Segundo premio)

Ella mira y recuerda, en tanto él se desangra en el rellano. Es la milonguita que embelesa, luminaria, malvasía, palo santo… Cierra los ojos. Empuja la vida con el pie y empiezan los pasos del baile: “anillo”, ella en torno a él obligada por su gesto, yuyo de ilusión que se quiebra; “caminar”, él voltea con la palabra logrando que ella enfrente su mismo destino, mate de la persuasión; “corrida”, él la empuja mientras ella camina hacia atrás, y languidece la risa; “ocho”, están enfrentados, ella nota sus lágrimas hundiéndose en el líquido viscoso que resbala por sus labios... Se desata la garúa. En la “mordida”, tiemblan las baldosas del pasado con el eco de un mítico gemido de bandoneón, mientras clava la faca de sus soledades en el corazón del hombre. El sonido estridente de las sirenas de la policía le hace abrir los ojos. El baile ha terminado.

Inspirado en la fotografía titulada “Noches de tango”

163.- LLORARÁS ÁCIDO ÚRICO. (Tercer premio)

Centenares de apasionadas citas virtuales en el Messenger, cruce de fotos y retazos de vida, sinceridades, soledades, sueños… Me decidí al fin por una velada física. Ilusionada, preparé para la gala un arsenal: centollos, percebes, ostras…, todo del Cantábrico. Él llegó precedido de un racimo de rosas, una botella de mensaje afrutado y una sonrisa embelesadora. Caí cautivada en sus brazos con promesas de amor eterno. Tras retozar hasta el delirio, una mina estalló en mis sienes: “Estoy bien casado, y tengo tres hijos”. Resignada mientras él fumaba, me levanté hasta el frigorífico y arranqué las pinzas del bogavante más grande para succionarlas de nerviosismo… Regresé al nido y dormidito como estaba, se las hundí en medio del corazón. Luego… una bacanal de marisco, obsesiva y solitaria, revolucionaría mis entrañas. Vertiginosas, afloraron a mis ojos unas lágrimas de ácido úrico que se suicidaron contra las costas filosas de los caparazones.

Inspirado en la fotografía "Comida para dos".

10.- EL AGUA OSCURA (Finalista)

- Y ahora le das así, ¿ves?

Las manos de la anciana danzan hábilmente, restregando el jabón contra el paño. Lía escucha con una expresión seria y concentrada. Es la primera vez que baja con la abuela al lavadero, y eso le hace sentir importante. Allí las mujeres del pueblo cantan, bromean, se cuentan historias, comparten secretos. Sueñan con otras vidas, con otros destinos.

Los años pasaron, el agua se volvió más y más oscura. “Sigue frotando, Lía”. La niña se fue y su lugar fue ocupado por una mujer marchita y aterrorizada. “Fuerte, así. Hasta que el agua salga clara”. Su querido lavadero no bastó frente al enemigo que un día había jurado amarla. “Escúchame bien, niña, algún día lo necesitarás”. La voz de la abuela resuena en su cerebro, mientras Lía sigue frotando la sábana, intentando borrar la sangre de su marido.

Inspirado La herencia del agua.

43.- MARCELO (Finalista)

EL PELIGRO NO HABÍA PASADO AÚN, ASÍ QUE MARCELO DEBÍA ESPERAR PACIENTE, AGAZAPADO EN SU HABITÁCULO. TENÍA MIEDO A SER DESCUBIERTO ANTES DE TIEMPO, PUES YA OÍA VOCES QUE LE RECLAMABAN.

-¡MARCELOOOOO!! VENGA, QUE SE HACE TARDE!

POR FÍN SE FUERON. EL SONIDO DEL MOTOR DE LA CAMIONETA ESCOLAR SONABA YA LEJANO, MEZCLADO CON EL BULLICIO DE LOS PEQUEÑOS, CAMINO DE SUS CLASES, DONDE ADEMÁS DE ESCRIBIR CON LÁPICES DE COLORES, JUGARÍAN CON UN BALÓN DE LOS DE VERDAD, Y LES DARÍAN LECHE Y GALLETAS.

PERO MARCELO ESTABA DECIDIDO Y AUNQUE ERA LO QUE MÁS LE GUSTABA DEL MUNDO, HOY NO IRÍA A LA ESCUELA, SE QUEDARÍA AQUÍ: LA NOCHE ANTERIOR MAMÁ, QUE PRIMERO ARDÍA Y DELIRABA, HABÍA ENMUDECIDO Y ESTABA RÍGIDA, HELADA. HOY SE ACURRUCARÍA CON ELLA EN SU LECHO, NO SE MOVERÍA DE ALLÍ, LE DEVOLVERÍA TODO EL CALOR QUE ELLA LE HABÍA REGALADO EN SU CORTA VIDA.

Inspirado en Marcelo.

15.- “TRES VOCES” (Seleccionado)

En un río olvidado de Castilla, mi primer contacto con el agua fría,una taja a medida y la ilusión de una niña; entre poemas, canciones y peces de colores mi abuela me decía, aprende a frotar hija mía, que los trapos sucios se lavan en casa, aquí sólo se trae la ropa de ir los domingos a misa, los agujeros rotos se cosen en silencio y las heridas nunca cicatrizan.

Tiempo después mi madre también me enseñó que el agua fría despierta el alma cuando se ha quedado dormida, ahora con media vida vivida me ha tocado lavar esos trapos sucios que mi abuela me decía, coser esos agujeros rotos y sentir esas heridas.

A mi hija sólo le puedo decir, que intente no manchar, que en vez de silencio hay que hablar, que las heridas no tienen porque sangrar y que el agua fría nada puede borrar.

Inspirado La herencia del agua.