- ¿Qué desean?
- Secreto a la pimienta muy hecho, para dos.
- Me temo que ese plato no está disponible para compartir, señor.
- En ese caso - se entrometió ella - yo quisiera verdad para uno.
- ¿En su punto, señorita?
- Poco hecha.
Marchose.
- ¿Quién pide verdad para cenar?
- Tú prefieres secreto, y ni vas a compartirlo.
- Es para uno.
- Pero tampoco te disgusta comértelo entero.
[ … ]
- Secreto a la pimienta muy hecho y verdad poco hecha, que les aproveche.
Marchose.
- Tu verdad cruda ha salido diez veces más cara que lo mío.
- El secreto no vale nada si sólo lo come uno mismo.
[ … ]
Ya después, botella en mano, la avenida se nos abría cálida a lo lejos: ella borracha y yo con la vista huida en el cielo. Y no me cabe duda: cada trozo somos de lo que comemos.
Inspirado en las fotografías “Comida para dos” y “25”
No hay comentarios:
Publicar un comentario