miércoles, 1 de diciembre de 2010

108.- MARINERO (Seleccionado)

Sus pies, dubitativos en tierra firme, le guiaron a través de otra calle. Enseguida reconoció el teatro donde, de niño, había actuado. Eran otros comercios, pero la misma calle. Allí donde habían naufragado deseos de niño y la vida le lanzó irrevocablemente a empresa de inciertas consecuencias allende los mares. Las estrellas habían guiado desde entonces su camino y le habían convertido en el extranjero en tantos puertos. Puertos donde él, se sentía como en casa. Al pasar por delante de una tienda de tatuajes, recordó su propia biografía grabada en tinta sobre su piel. Recordó aquellos ojos en los que naufragó, aquellas piernas donde fondeó y aquellos pechos donde atracó. Pero nunca tuvo el polvo tiempo de depositarse sobre su petate, y partió siempre hacia otro destino, sin saber donde recalaría. En un bar, unos músicos aderezaban la tarde. Y un taburete le esperaba al final de la barra.

Inspirado en la fotografía titulada “Niebla”

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