miércoles, 1 de diciembre de 2010

163.- LLORARÁS ÁCIDO ÚRICO. (Tercer premio)

Centenares de apasionadas citas virtuales en el Messenger, cruce de fotos y retazos de vida, sinceridades, soledades, sueños… Me decidí al fin por una velada física. Ilusionada, preparé para la gala un arsenal: centollos, percebes, ostras…, todo del Cantábrico. Él llegó precedido de un racimo de rosas, una botella de mensaje afrutado y una sonrisa embelesadora. Caí cautivada en sus brazos con promesas de amor eterno. Tras retozar hasta el delirio, una mina estalló en mis sienes: “Estoy bien casado, y tengo tres hijos”. Resignada mientras él fumaba, me levanté hasta el frigorífico y arranqué las pinzas del bogavante más grande para succionarlas de nerviosismo… Regresé al nido y dormidito como estaba, se las hundí en medio del corazón. Luego… una bacanal de marisco, obsesiva y solitaria, revolucionaría mis entrañas. Vertiginosas, afloraron a mis ojos unas lágrimas de ácido úrico que se suicidaron contra las costas filosas de los caparazones.

Inspirado en la fotografía "Comida para dos".

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