Paseo cada domingo por la Calle del Sol y nunca deja de sorprenderme. Siempre ocurre algo, un pequeño detalle que me conmueve... Me jubilé hace seis años y lleno mis recuerdos con retazos de las calles.
Los amigos se ríen al salir del bar tranquilo y afable contando el último chiste del día y al pasar por la Casa del célebre compositor Juan Carlos Calderón, a menudo se escucha un cuarteto de cuerda desde el antiguo gramófono, tras las cortinas…
El pasado 25 de Abril un niño del colegio Haypo me ofreció un clavel de papel y a partir de ahí mi sueño cobró vida ¡Siempre quise viajar! Esa tarde de domingo en la Calle del Sol se hablaba portugués, cantaban tristes fados, olía a arroz con bacalao y corría el Oporto…
Y es que la Calle del Sol tiene su magia. Camina despacio y la sentirás por todas partes.
Inspirado Calle del Sol.
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