Entré en la calle del sol , una gran nube lo cubría. Otra vez aquí .Éramos los de siempre. Empezaba a hartarme salir con los mismos y hacer siempre el mismo ritual por esta calle. Empezaba a no soportar llenarme de lo de siempre y, que ya ni eso llenara el tiempo libre.
El teléfono sonó, mostrándome en la pantalla un número desconocido.
Contesté sin entusiasmo y una tal Rosario Muñoz “algo” me explicó aceleradamente pero con contundencia, los nuevos descuentos y bonificaciones que obtendría si cambiaba de compañía.
Sentí cierta adrenalina ascender hasta mi cabeza. Sin darle ningún tipo de respuesta, colgué poniendo fin a la comunicación.
Y es que, era eso lo que necesitaba, cambiar de compañía y acabar con una inútil y mala comunicación que arrastraba desde hacía tres años.
Me día la vuelta ,miré hacia a tras y unos rayos de espléndido sol rebotaron en mi cara.
Tema: Microrrelatos inspirados en la Calle del Sol de Santander.
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