Recordarte duele, recordar tus ojos, tus manos, la forma con que despacio recorrías mi cuerpo con el calor impregnado a tus dedos; como agarrabas mis manos mientras bailábamos convertidos en un paréntesis de tiempo, recordarte duele tanto que a veces la luz de tu ventana deslumbra mi l alma.
Pero no lo dudes algún día, conseguiré tirar al mar tu viejo sombrero.
Basado en la fotografia: “Noches de tango”
No hay comentarios:
Publicar un comentario