Cómo olvidarte en esta queja si eras tan sólo una sombra, puro afiche que rondaba al salir del atelier. Eras risa, fiel garufa, que apuraba el quebrar de los canyengues y las copas compartidas de un viejo champán francés. Fue difícil olvidarte y arrojarme en otros brazos, mas el tiempo ya ha cubierto con su pátina mis lienzos y la estampa se ha trocado en escena de salón.
Tomo ropas de pebeta y hoy retorno hasta tu barrio. Llevo en mano tu sombrero y no paro hasta encontrarte con tu pose habitual: el facón de tu sonrisa, escorzo de bataclana, rinde honores de guitarra en zig-zag de payador. Sola aguardo entre las sombras el final de esta milonga, voy pariendo pinceladas de un retrato que no fue. Vuelvo a vos en la distancia y hoy concluyo este pastiche de abandonarme a la ausencia y no pensar más en ti.
(inspirado en la fotografía “Noches de Tango”, de Raúl Villalba)
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