El presidente contempló la pared con la sonrisa de una mujer. La vivienda pertenecía a un fotógrafo y el retrato debía ser de su esposa. Un artístico no merece una mujer tan hermosa, dijo. Un ministro puso guardia en el bar Dolmen; debía detenerse al fotógrafo bajo cualquier sospecha. Los transeúntes se aglomeraban a mirar la sonrisa femenina. Cansado del gentío, el artista abultó el abdomen de la fotografía con unas pinceladas de acuarela. Entonces se corrió la voz: el fotógrafo embarazó a la mujer. Los guardias llevaron la noticia a los superiores. El presidente pronunció un discurso sobre las sanciones a los infractores del ornato público de la calle Sol. El ministro mandó a cumplir severamente la ley. El fotógrafo salió de su casa custodiado por las autoridades mientras una anciana gritaba queriendo saber por qué detenían a su esposo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario