jueves, 25 de noviembre de 2010

201.- NIEBLA

Le puso las cinco chaquetas que le pidió, una encima de otra, y contempló enternecida la cómica imagen. Le observó durante incontables y siempre fallidos intentos de atarse los zapatos. También mientras rasgaba, tiraba, recogía, intentaba casar y volvía a tirar folletos de propaganda. Le dejó atiborrarse de galletas. Y que miccionara por los rincones de la casa. Luego le ayudó a ingerir medio frasco en agua y le acostó, entregándole al sueño infinito donde sus arrugas parecían diluirse como el interior. Cogió el frasco mediado y salió a la niebla.

Llegó con el coche al muelle. La atmósfera densa y envolvente era muralla para la evasión de sentimientos. Eso quería, ahogarse en ellos. Pero al destapar el frasco tembló y su contenido se derramó. Simultáneamente, la otra mitad era expelida en un vómito. Loca, traspasó la niebla para volver. Le encontró sentado en la cama. Sonreía.

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