viernes, 26 de noviembre de 2010

223.- VEINTICINCO

Vivía en el 25, Calle del Sol. Pero su vida y su casa no correspondían con su nombre y su calle. Clara siempre estaba nublada y, a veces, era una lluvia persistente que lo llenaba todo. Las plantas crecían selváticas, mientras los muebles enmohecían y se hinchaban entre musgos. En ocasiones la lluvia arreciaba y el agua salía por debajo de la puerta, escaleras abajo, hasta la calle. Los vecinos del veinticinco se acostumbraron a usar paraguas en las escaleras y el ascensor.

Entonces lo conoció y todo cambió. Clara brillaba, dejó de llover y hasta las plantas se secaron . ¡Fue horrible! Era como tener el sol dentro de casa. Los vecinos, tras sus gafas de sol, miraban nostálgicos a sus paraguas. Tanta luz era peor que la lluvia, y no les dejaba siquiera conciliar el sueño. Nunca hubieran creído que echarían de menos a la Clara borrascosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario