viernes, 26 de noviembre de 2010

237.- CENTOLLO

Martillazo.

Un crujido de respuesta.

Otro golpe sordo y la cáscara se abre dejando al descubierto la blanca carne.

Ya no está.

Con las pinzas terminas de separar.

Te llevas la pieza a la boca y masticas con cuidado.

Una simple nota pretendiendo explicarlo todo.

Dejas la cáscara vacía en el segundo plato y te coges otra pata del centollo. Alzas el martillo.

Ha conocido a otra y se ha ido con ella.

Golpeas con rabia. Una vez. Otra. Hasta que sólo queda pulpa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario