sábado, 27 de noviembre de 2010

300.- ADIOS TOM

En el frío silencio del cementerio, tu voz me ha despertado y he descubierto que las lágrimas que ayer conseguí ocultar entre luz baja y largos tragos de absenta, se han secado.

El dolor me había vencido, intente ocultarlo. No quería despedirme, no quería verte triste.

Ojalá las palabras que un hilo de tu voz me repite pudiera hacerlas callar con besos, pero sé que es tu forma de decirme que vas a ser fuerte como lo ha sido nuestro amor.

-Tom, no llores, no volverá el dolor, no para ti Tom, descansa, Tom estás muerto.

Inspirado en la fotografía titulada “Niebla”

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