sábado, 27 de noviembre de 2010

263.- CONFIDENCIAS ENTRE MANOS

Crecí observando tus manos.

Manos firmes y nobles, fuertes y delicadas.

Manos curtidas por la vida, reflejo de lo que eras, testimonio de lo que habías sido.

Aprendí a entenderlas y aprendí a descifrarlas.

Por eso ayer, viendo la languidez en tu cara, cogí tus manos entre las mías y dejé que me hablaran. Me contaron que estaban cansadas, muy cansadas. Satisfechas de lo que habían dado y recibido. Esperando el momento de liberarse, alzar el vuelo y descansar.

Abuela, ayer tus manos se despidieron y me dijeron que partías.

Inspirado en la fotografía “La herencia del agua”

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