viernes, 26 de noviembre de 2010

234.- A LA GRAND DU MONDE

A mi abuela le preguntaron una vez si prefería pasar el mejor verano de su vida, o maltirar un año y medio con lo que quedó de su padre muerto. Eligió la primera opción y nunca se arrepintió. Tenía quince años y vivió otros muchos con los recuerdos de aquel verano “a la grand du monde”. Tengo el peor trabajo del mundo, ejecutar embargos y desahucios, pero hoy he sonreído. Por una vez no me he encontrado a una mujer sudorosa afanándose en seleccionar y sacar las pocas pertenencias que se puede llevar a no sé dónde; me he encontrado a una mujer relamiéndose. Esta ha preferido darse el último baño de espuma despacito y encargar una mariscada a cuenta de la tarjeta de crédito. Ni siquiera se ha vestido. No se ha llevado nada; parece que sólo quiere dejar esta casa con un buen sabor de boca.

Tema/Fotografía: “comida para dos”

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