viernes, 26 de noviembre de 2010

229.- ORGULLO

Recordarte duele, recordar tus ojos, tus manos, la forma con que despacio recorrías mi cuerpo con el calor impregnado a tus dedos; como agarrabas mis manos mientras bailábamos convertidos en un paréntesis de tiempo, recordarte duele tanto que a veces la luz de tu ventana deslumbra mi l alma.

Pero no lo dudes algún día, conseguiré tirar al mar tu viejo sombrero.

Basado en la fotografia: “Noches de tango”

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