viernes, 26 de noviembre de 2010

224.- LOS AGUJEROS DE MIS ZAPATOS

Buenos días, vieja amiga. Aquí estoy un día más, besándote con las suelas de mis gastados zapatos. Después de todos estos años, de tantos paseos arriba y abajo, casi puedo caminar siguiendo mis propias huellas sobre tu acera. Aunque mis hombros estén cada vez más encorvados, y mi pelo más blanco y más escaso, tú estás más vieja que yo, y eso consuela. Un día, dentro de poco, sólo quedará de mí el eco lejano de mis pisadas por tus rincones. Consérvalas. A cambio, te incluiré en mi testamento: “A la Calle del Sol de Santander, los agujeros de mis zapatos”.

Inspirado en la fotografía “La hora del paseo”,

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