sábado, 27 de noviembre de 2010

273.- SOL 26/10/10

Caminaba llorando algo inseguro el paso.

Yo miserablemente leía la tristeza en su espalda -dos mojitos- sus titubeos, su dolor .Su pelo, sus caderas, sus manos trémulas, arrastrándose por la pared. La fidelidad que nunca recibió, que nunca fue.

Se iba alejando, se tornaba nebulosa y cuanto mas nos separaba la distancia, más liberado me sentía.

Ah¡ Vive dios, dice mi padre que Dios castiga sin piedra ni palo.

Así me fue “guey”: volví a verla al cabo de los años, y me miró altanera, soberbia…

Yo humillé…mas persistí…y ella tan buena me perdonó-

Siempre la quise aturdimientos aparte e inevitablemente siempre será un trozo muy grande de mí corazón, de mis penares…de mis zonas intercostales y otras zonas más dolorosas.

Lo reconozco “fumo porros a diario”.

Ahora sueño con su regreso y lloro como el niño que fui su ausencia.

Nunca fui tan feliz, ni tan sereno como en tus brazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario