viernes, 26 de noviembre de 2010

243.- MI CALLE

La calle del Sol pudo haber sido mi calle. Aquella pareja joven, que iniciaba una vida en común, recaló en un piso de esta calle. ¡Cuántas ilusiones, cuántas expectativas! Daba igual que el piso fuera antiguo y pequeño, que los muebles fueran viejos, que no hubiera ascensor… La nueva vida que empezaban no veía obstáculos.

Sin embargo, con el paso del tiempo y la posibilidad de mejorar, aquella pareja –y la criatura que iba en la tripa de ella- encontró un piso nuevo, en otro barrio de la ciudad. La calle del Sol dejaba de ser “mi” calle. ¿O no? Fui concebido en ella. Entonces, soy de la calle del Sol. Es más, cuando años después, voy a aquella calle, en sus estableci-mientos estoy como en casa. Por tanto, rectifico: la calle del Sol es “mi” calle.

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