sábado, 27 de noviembre de 2010

269.- EL PASO

Bebió su segunda cerveza tan apresuradamente como la primera. Pagó en silencio y se precipitó hacia la calle anhelando el frío de la noche santanderina. Tenía que seguir buscando, pues el tiempo se le acababa. Noche de Todos los Santos, noche de fiesta para unos y de tristeza para otros. Noche, quizás para él, la última. La última de su -hasta ahora- apacible vida.

Volvió a mirar el arrugado plano que le habían dado en un hotel del centro y en el que, con mano nerviosa, había anotado la dirección exacta de la cita. Subió la última pendiente casi corriendo y giró la esquina a la derecha. No era un hombre supersticioso, ni mucho menos, pero al descubrir el nombre del local supo que, cuando cruzara el umbral de la puerta, ya nunca más volvería a ser el mismo.

(Inspirado en la Calle del Sol)

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