Llevaba horas siguiéndonos.
Conocen el comportamiento humano. Existen fallos en el sistema que conecta nuestros sentidos con la corteza cerebral. Utilizan ilusiones ótico-ópticas para desaparecer de nuestro campo, y sin embargo están ahí.
Pero nosotros también tenemos trucos, algo que no se puede medir ni calcular, en jerga tecno-militar lo denominamos “palpito”.
Hace 26 minutos tuve un “palpito” y supe que mis sentidos me engañaban. Nos dirigimos a sol street, en uno de sus locales pido una Urban Classic´s malteada, cerveza reina desde el 22-N (la única cuya radiación no produce impotencia). El alcohol ralentiza las funciones sensoriales permitiendo que el enemigo camuflado aparezca en el radar. ¡Bingo! Enemigo detectado.
Aviso a mi compañero: “¿ves aquel anciano? Sus movimientos no parecen naturales”.
_“Captado. Es un cyborg. ¡Dispersémonos!”.
Salimos pitando agachados entre la gente. Yo me escondí en un portal y ahora le veo pasar.
Necesitamos refuerzos.
Microrrelato inspirado en la fotografía: “La hora del paseo” de Ignacio Cagigas.
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