Siempre que la espero me desespero, el tiempo pasa lento y yo no sé qué hacer. Intento pensar en ella, en su cara, sus gestos, la mano que me extiende nada más llegar. Ya la veo, me levanto y noto los latidos del corazón que suben al cuello. Nos damos la mano y salimos.
Inspirado en la fotografía titulada “Marcelo”
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