miércoles, 24 de noviembre de 2010

110.- NOCHES DE TANGO

Yo creía que le importaba, que me quería. Habíamos pasado unas horas inolvidables en aquella pensión de ruidosas paredes. Su cuerpo se deslizaba sobre el mío y me susurraba palabras calientes. Al conocernos en el bar de Mario nuestras miradas se cruzaron y se hablaron. Vi en sus ojos nostalgia y pasión, bebiendo y hablando entre columnas de humo abrimos nuestros corazones.

Al doblar la esquina los vi, abrazados en un tango inmortal. Ella reproducía en su mirada la pasión que me había dedicado en nuestras horas juntas. Me di media vuelta y decidí olvidarla.

Inspirada en la foto titulada “Noches de tango”

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