Por la calle del Tango, un hombre pasea a su novia y a su perra con sendas cadenas de plata. Ella es una teenager, enfundada en un vestido de látex. Él es un hombre de mediana edad, vestido con pantalón beige y americana tweed. De la mano del hombre pende una cadena que termina en una argolla ajustada al cuello de la chica. De la mano de la chica pende otra cadena ajustada al cuello de una perra. Los tres caminan con displicencia. A veces, la perra se agacha para orinar. A veces lo hace la joven, doblando las rodillas y abriendo asimétricamente el compás de las piernas. El hombre se para cada vez. Y aparta sus zapatos de los regueros que dejan las dos hembras sobre la calzada. Los bailarines miran la escena con regocijo. Un guitarrista les sigue, tocando La Comparsita.
Inspirado en la fotografía titulada “Noches de tango”
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