Como he podido ser tan estúpido.
Toda la noche currándomelo como un pringao; amanece, me invita a tomar la última en su casa. Nos hemos arrancado la ropa por el pasillo, como dos animales. Pero que calentón cagüenlaputa. No se puede ver tanto porno, joder. Sólo balanceó pícaramente las esposas y yo mismo me até al tubo de la calefacción en la cocina.
Me ha tapado la boca con cinta aislante. Estoy jodido. Joder.
Se ha duchado y ahora se está papeando sádicamente marisco que ha sacado de la nevera.
Es el fin. Como he podido ser tan estúpido. Golpeo los tubos aterrorizado.
-Gabriel te llamabas, ¿no?. Ha dicho mientras apura su copa de vino blanco.
-Sí. He asentido mirándola fijamente. A la muerte hay que mirarla cara a cara.
-Gabriel, ¿prefieres follarme o irte?-Dice quitándome bruscamente la cinta aislante.
-Follarte.
-Buena elección. No te vas a arrepentir.
Inspirado en la fotografía titulada “Comida para dos”
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