Cuando somos niños, una de las primeras cosas que descubrimos son nuestras manos, y las miramos y tocamos durante unos días hasta que las olvidamos.
Las manos trabajan, bailan, tocan, sienten, acarician y signan.
Las usamos para comunicar y algunos hacen de ellas su lenguaje.
Hay manos que han hecho historia.
Pero hay manos con cicatrices que cuentan historias, mientras otras manos tienen historias que vivir.
Inspirado en la fotografía titulada “La herencia del agua”
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