Sus cuerpos se movían con elegante erotismo bajo la marchita luz del improvisado escenario urbano de aquel arrabal. Se dejaban llevar por el compás de un tango interpretado a seis cuerdas de manera magistral por aquel “piantao” de traje rayado. Había pura sensualidad en cada movimiento, y verdadero arte en cada nota.
Quería volver a sentir lo de la última noche. Ser observada con lascivia mientras nuestros cuerpos se rozasen, gozar de sus labios tan cerca, y dejarle “chamullarme” al oído.
Esperé mi turno con impaciencia, acudí con traje rojo y medias de rejilla negra, como a ella le gustaba, pero mi panamá blanco me delataba. En cada paso, en cada giro, en cada sacada, sentía nostalgia pese a tenerla tan cerca. Pero era evidente que aquel galano, la disfrutaba tanto como lo hubiera hecho yo.
Tema: Fotografía finalista “noches de tango” de Raúl Villalba
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