miércoles, 24 de noviembre de 2010

106.- FE CIEGA

El padre, que había ya cumplido sus bodas de oro sacerdotales, se dio cuenta en seguida que le quedaba poco para estar con el Señor.

Por la calle, en su paseo matinal, se sintió observado por Dios y pensó.

Señor… Tengo fe ciega en Ti y sé que pronto me llevarás a Tu Casa… pero… ¿No prefieres venirte a la mía, que también es muy acogedora?

No recibió respuesta.

Inspirado en la fotografía “La hora del paseo”

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