miércoles, 24 de noviembre de 2010

132.- CARTA SIN DESTINO

Otra vez la carta…

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Querido amigo:

Siempre temo que sea el último día, que no vuelva jamás. Hoy se ha sentado junto al piano…

Verla me despega del suelo sin despedirme de la gravedad. Cada noche, imagino que la encuentro en la hermosa geometría de un vértice…

Me pidió la cuenta, y en su lugar le entregué esta nota:

“Pensarás que esto es un capricho consecuencia de tu belleza, o que soy un loco en la antesala de crearte problemas. No inquietes, el respeto tiene la entrada prohibida a la obsesión. Sueño que compartimos un instante, un paseo, una cita, una eternidad quizás.

Estás invitada.”

Al entregársela, el silencio me atravesó el pecho, extático. Se paró el tiempo como haría el corazón si pensara, y en lo que duraron los puntos suspensivos…, cenamos hasta el amanecer. Vaya, cómo explicarte lo que mil palabras no pueden.

Un abrazo.

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…y volví a enviármela.

Inspirada en la fotografía titulada “Comida para dos”

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