martes, 23 de noviembre de 2010

97.- EL TIEMPO DE LA ILUSIÓN

Siempre a la misma hora atravesaba la avenida.

Caminaba bellamente, sin prisa. El Pasado marchaba a su lado, parecían mantener una interesante conversación. Con elegancia el anciano acortaba la distancia que lo alejaba del Futuro.

Cada mañana yo esperaba oculto, sentado en la escalera estrecha que daba a la calle. La metamorfosis iba a producirse.

Por un instante el abuelo irradiaría una alegría tan genuina que su cuerpo rejuvenecería prodigiosamente. Las arrugas continuaban allí, pero su ánimo adquiría fuerza, existencia.

Yo asomaba hechizado.

El tierno motivo se acercaba radiante. Cogidos de la mano respondían a la sonrisa del anciano: el niño saludaba cariñoso, la hermosa madre le lanzaba un beso efusivo.

Un día algo cambió. Cuando el viejo llegó a mi puerta me propuso misterioso ¨¿Vienes conmigo? Te explicaré el poder que tienen las pequeñas cosas ¨. En ese instante supe que en mi vida algo maravilloso iba a suceder.

Inspirado en: “La hora del paseo”.

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